Los riesgos a los que se enfrenta la población debido al uso cotidiano de pesticidas son alarmantes. Un reciente estudio ha revelado que el 60% de los niños y niñas en España tienen rastros de diazinón, un pesticida prohibido, en sus muestras de orina.
Este hallazgo proviene de una investigación llevada a cabo el año pasado, publicada en la revista *Environmental Pollution*, que examinó muestras de orina de 606 niñas y 933 niños de entre siete y once años, residentes en áreas tanto urbanas como rurales del país.
El estudio muestra que más de la mitad de las muestras contenían trazas de diazinón, un insecticida organofosforado comúnmente empleado en la agricultura para el control de plagas, pero que fue prohibido en la Unión Europea en 2007 debido a su alta toxicidad y sus posibles efectos carcinogénicos, de acuerdo con la decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2015.
Los análisis indican que los residuos en la orina son indicativos de una exposición reciente, de no más de 24 a 48 horas, a este compuesto.
Sin embargo, el problema no se limita al diazinón. La combinación de diversos pesticidas presentes en los alimentos representa una amenaza significativa para la salud. Los expertos advierten que el riesgo no proviene tanto de un solo compuesto tóxico, sino de la combinación de varios, lo cual es común en la vida diaria.
Numerosas investigaciones subrayan que lo preocupante no es el consumo de un único químico, sino el cóctel de varias sustancias, como plaguicidas y fungicidas, entre ellos el mancozeb y el clorpirifós, ambos prohibidos por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en 2021 y 2020, respectivamente, debido a sus riesgos para la salud humana.
Incluso los compuestos que no han sido prohibidos pueden causar problemas de salud cuando se consumen en combinación con otros.
Además, ciertos productos importados de regiones como África, Asia y América Latina contienen pesticidas que no están permitidos en la Unión Europea.
Los niños, que son especialmente vulnerables a los efectos de estos compuestos, se ven gravemente afectados por pesticidas con propiedades neurotóxicas, carcinógenas y disruptoras endocrinas. Entre los efectos adversos está la aparición temprana de la pubertad, con niñas experimentando menstruación prematura, lo que podría derivar en problemas de salud graves en el futuro.
El consumo de frutas y verduras frescas, especialmente cerca de su fecha de recolección, aumenta la exposición a estos pesticidas, según advierte la doctora Carmen Freire, investigadora de la Universidad de Granada y coautora del estudio. Freire enfatiza la necesidad de que los gobiernos promuevan modelos de producción agrícola que dependan menos de estas sustancias tóxicas.
Los datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) de 2021 revelan una alta presencia de residuos de pesticidas en los alimentos consumidos en España. El 43% de las muestras de frutas y verduras, y el 40% del total de alimentos analizados, contenían residuos de pesticidas, aunque solo el 2,5% superaba los límites legales permitidos por la normativa.
A pesar de esta situación, este año la Comisión Europea suspendió su plan para reducir el uso de pesticidas en un 50%, una medida que había sido respaldada por científicos de toda Europa, pero que fue pospuesta debido a la presión del lobby agroganadero.
España, que es el país de la Unión Europea con mayor uso de pesticidas, registró 75.774 toneladas en 2020, y según el informe publicado por Amigos de la Tierra, este uso ha aumentado en un 80% a nivel mundial desde 1990.
Frente a este panorama, los expertos recomiendan optar por la agricultura ecológica, que evita el uso de pesticidas. Estudios han demostrado que el nivel de pesticidas en el cuerpo humano disminuye notablemente en pocos días al consumir alimentos orgánicos.
Si se eligen productos tratados con estos compuestos, es crucial lavarlos bien antes de consumirlos, pelarlos y cocinarlos adecuadamente. En el caso de los niños, estas precauciones son aún más importantes.